miércoles, mayo 31, 2006

El taco

Propongo a los académicos de la lengua cinegética un cambio en el diccionario venatorio. Una actualización a los tiempos que corren. Pido que se modifique la que, hasta ahora y con razón, ha sido la primera acepción de "taco" en la jerga cazadora, referida al trago de vino y a las vituallas de la media jornada. El taco ya no es eso principalmente. El taco -dícese también de "la leña"- es el dinero que mueve la caza. Y, entre otros, la Junta de Andalucía está en el taco.
Sólo por tasas de licencias de caza, la Junta de Andalucía recauda cada año más de cuatro millones de euros. En los cinco últimos ejercicios, la Consejería de Medio Ambiente ha recaudado la friolera de más de 21 millones de euros por estas tasas.
Uno pone el ejemplo de Andalucía porque es el que conoce y éstos son los datos de que dispone. Pero no hay que ser Caracortada para suponer que en otros pagos -las dos Castillas, Aragón, Asturias, el País Vasco...- las administraciones deben de andar igualmente entacadas gracias a esta afición.
Y tengan ustedes en cuenta que la licencia de caza es de lo más asequible. Sumen nada más que el precio del seguro y la cuota de la Federación Española de Caza, en la inmensa mayoría de los casos. Mucho dinero, ¿verdad? Quien dijo que en España la caza mueve 18 millones de euros al año se quedó corto.

Foto: Blog de Caza

miércoles, mayo 24, 2006

Talandia

Que no. Que no le falta una letra al título, que no es Tailandia sino Talandia de lo que quiero hablar. En Tailandia he pasado las últimas dos semanas por una causa de anillamiento que poco tiene que ver con los pájaros de Bangkok. Me fui de Sevilla a Tailandia el 5 de mayo y ahora descubro, a mi vuelta, que Sevilla se ha convertido en Talandia.
Los pájaros de Sevilla (cuidado, que no me refiero a los taxistas) deben de andar desorientados porque les están talando la arboleda. Talar, talar, talar... Es el verbo que mejor se conjuga en Sevilla estos días. Que hay que hacer un tranvía... se talan los naranjos y los plátanos de sombra. Que el metro tiene que pasar bajo el Guadalquivir y estorban los palmitos centenarios de Río Grande... llamen a Black & Decker. Y, por si fuera poco el estropicio, se nos va la mano fumigando y al carajo con las tipuanas de la isla de la Cartuja...
Ignoro si a Sevilla le hace falta un tranvía. Pero basta darse un paseíto por sus calles para darse cuenta de que necesita sus árboles. Los toldos de Sevilla se llaman Quitasol y al alcalde de mi Talandia le podrían poner el Quitasombra. Que nada impida tener una cinta que cortar el año que viene. ¡Quién sería el lumbreras al que se le ocurrió plantar los árboles! Seguro que el muchacho era cazador.

Foto: Jesús Morón